
Cuando hace años descubrí de la mano del gran Justino Sinova los preceptos de la profesión periodística y su flamante artículo 20 de la Constitución Española, creía que la censura era cosa de rancios enbigotados y traeados con gafotas de carey. Personajes más propios de un capítulo de Cuéntame cómo pasó, que de la vida política actual. Sería de chiste, si no fuera porque, una vez más, la realidad supera a la ficción y acojona.

A estos jerifaltes de las altas esferas, me gustaría decirles que la realidad es mucho más que una foto. Y por suerte no hay dios que la censure, porque las cosas pasan y todo se sabe. En la era de la blogosfera, censurar unas fotos es tan absurdo como talar un bosque para evitar incendios o apagar ese incendio con gasolina. Así que, nada, que las disfruten.
2 comentarios:
jEJEJEJEJ Grande Jose!!
Han logrado mucha mucha repercusión todo un éxito!!! Si no hubiesen dicho nada no hubiese tenido casi repercusión.
No han sido conscientes de que una mala actuación, la puedes pagar muyyyy cara, y llevan un año como para jugar
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