Sueldos de todo a mil

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Os voy a contar un cuento que os ayudará a no dormir. Se llama 'Los mil y un euristas'. Un historia que protagonizan el 65% de los asalariados valencianos que cobran menos de 1100 euros al mes. Un cuento que parece no tener final y mucho menos feliz. Aquí no cuadra eso de '...y fueron felices y comieron perdices', porque básicamente comerse un pollo asado es ya todo un lujo para un mileurista (9,5o euros en mi barrio), así que no digamos perdices a pares.

Los datos ponen la piel de gallina: ¡Coño, casi 3 de cada 4 personas en edad de trabajar cobran entre 900 y 1100 euros! Mal de muchos, desconsuelo para todos. Así es la dura existencia de un incomprendido 'mileurista'. Los hijos de una economía minimalista basada en el 'cuanto más largo sea tu curriculum, menos ceros tendrá tu nómina'. Vamos que te trae a cuenta usar el/los títulos universitarios como salvamanteles.

En este cuento tan realista, los que mandan están más preocupados de cosas ¿mil veces más importantes? como el nivel de valencianismo en sangre de la senadora Leyre Pajín o si conviene o no adelantar las autónomicas a 2010. ¡Mierda! Y yo pensando en tintar los vaqueros del Lefties de otro color para parecer 'fachion', ahorrarme unos eurillos y abrirme una cuenta naranja en el 'ienejé'.

Mientras los políticos cuentan cuentos, nosotros llenamos de marcas blancas nuestro frigo, hacemos botellón en el salón de casa, sollozamos al comprobar que nuestro menú del día cabe en un tupper o renovamos el armario sólo en rebajas.¿Hasta cuándo? ¿Cómo salir de esta pesadilla? ¿Por que cobramos como pobres y nos obligan a gastar como si fuéramos ricos? ¿Se puede frenar la escalada de precios?

















Puede que tenga una o mil, pero costaría más de 1000 euros. Así que por lo pronto os sugiero, practicar el consumo responsable. Es la única salida que nos queda para que 1000 euros cuandan más de lo que cuestan. Si de primeras no os convence la idea, os invito a hacer un ejercicio letal y analgésico: Abrid los armarios de vuestras cocinas o baños y preguntaros; 'Espejito, espejito...¿realmente necesito todas estas cosas para vivir?

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